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"NUDO": La violencia de la realidad

Crónica sobre la representación de la compañía "Pezkao"

Isabel Macías

13 diciembre 2012

Llegas a la calle de Las Armas  y no sabes muy bien donde se encuentra la Sala El Extintor. Quizá esperaba algo más ostentoso, más “teatrero”. Pero no, una simple persiana de garaje y un par de carteles en el exterior que te demuestran que no estás cometiendo un error…que ahí esta lo que buscabas.


La persiana se abre 3 minutos antes de la función”, así esperas con algo de incertidumbre si no has estado antes allí. Y efectivamente, se sube la persiana que abre las entrañas de una zona en construcción. Un andamio, una taza de váter rodeada solo por una cortina, cables y luces eventuales…

Se despachan las reservas gratuitas de la obra, mientras ves información sobre la compañía del teatro y un pequeño bote para donaciones. Con esas voluntades las obras van avanzando.


Cuando desciendes las escaleras, algo rudimentarias, abandonas la sensación de desconfianza para dejar que el carisma te aborde. Una pequeña bóveda, con unas pocas sillas cercanas al espacio de actuación y el aire teatral empieza a respirarse.


El presentador abre con una frase que describe perfectamente lo que en el ambiente lees: “por qué no vamos a abrir si lo que hace falta para hacer teatro es que estéis el publico ahí, y aquí gente actuando”. Así que se apaga la luz y por nuestra espalda aparece el actor, Fran Martínez.


La obra es un monólogo en el que el protagonista nos cuenta y nos sumerge en su historia, la historia de una vida. Una vida nada fácil, que puede parecer exagerada, pero pronto nos resulta familiar…en alguno de sus pasajes ves que te identificas completamente. Pronto se desarrolla el Nudo de la obra, el Nudo como historia, el Nudo del conflicto, el momento de la vida en la que aparece la violencia.


La narración se centra en esos instantes en los que la violencia aparece, momentos cruciales, en menor o mayor magnitud, en diferentes representaciones, pero que siempre son resultado de la explosión derivada de la presión del ser humano. Esa reacción que llega un momento en el que no la puedes reprimir, en la que lo que debes hacer se obnubila y el ser más visceral sale a la luz.


Pasa la hora y te das cuenta de que durante esos sesenta minutos has estado absorbido por la narración de Fran, por la cercanía que permite la sala, por el ambiente intimo, por el silencio sepulcral del auditorio que hace que te sientas solo frente al protagonista. Según subes las escaleras sientes que abandonas la burbuja, que entra aire fresco cuando Oscar abre la persiana para salir.


Respirar ese nuevo olor, el olor de salir de un dejavú, de darte cuenta de que aunque es la primera vez que ves esta obra…ya conocías Nudo.

La Sala El Extintor la encontrarás en...

Archivado en:   teatro  Zaragoza   Nudo   Pezkao

 

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