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Nacho Bolea: "No he dejado nunca de jugar,    para mí el Arte es El Gran Juego"

Beatriz Aranda

19 Noviembre 2012

El Mikado es un juego, así como una exposición que también parece un juego. El autor de una muestra en la que priman el color y la diversidad de formas, es el zaragozano Nacho Bolea. Desde que este artista empezara su andadura artística en 1987, no ha dejado de componer obras en las que integra elementos de naturaleza muy diversa.

La “ambigüedad” técnica y semántica y la conjunción de las distintas artes con formulaciones literarias, provocan en el espectador un extrañamiento, un remolino de ideas y sensaciones que nunca termina de encajar en una explicación unívoca que agote la obra. Así, sus piezas pueden verse como máquinas poéticas, productoras de significados poéticos que disparan ideas y emociones al espectador.


 

Se trata de la primera exposición de Paraninfo de este curso 2012-2013, pero no de la primera exposición de Nacho Bolea, que fue en 1996 en la Galería Antonia Puyó, bajo el nombre El estado radiante. Le siguieron nuevas oportunidades, pero Mikado es una de las más importantes, ya que recoge el fruto de 10 años de trabajo.


Bea.-¿Cómo surge “Mikado”? ¿Cómo fue el proceso de preparación con la Universidad de Zaragoza?


Nacho Bolea.- El proyecto parte de la invitación del Vicerrectorado de Cultura y Política Social de la Universidad de Zaragoza, hace ahora aproximadamente dos años, para realizar una exposición en las salas del Paraninfo. Todos los años, dentro de la programación cultural de la Universidad, se presenta la obra de un artista aragonés contemporáneo. Este año, ese honor y reto han recaído sobre mí y ha sido una experiencia muy intensa y gratificante; en buena medida porque el grado de colaboración y complicidad con todo el equipo de la Universidad,  a la hora de planificar el diseño y montaje de la exposición, ha sido muy grande y cordial.


La sala Buñuel, con sus diferentes galerías y su ambiente recogido, un poco laberíntico y teatral, se adaptaba muy bien a la naturaleza ecléctica e intimista de las obras. Creo que en ese sentido hemos logrado transmitir esa idea: transformar todo el espacio expositivo en un gran Mikado; un itinerario entre azaroso y poético donde cada visitante puede extraviarse  sorpresivamente y jugar su propia partida.


B.- ¿Qué valor tiene para ti esta exposición?


N.B.- Mikado es una exposición importante para mí, no sólo por el número de obras que se presentan, cincuenta y cinco en total; sino también por la diversidad de soportes y técnicas que recoge (pinturas-ensamblajes, collages, objetos, libros de artista y audiovisuales). Mi ritmo de trabajo es constante pero laborioso y expongo con poca frecuencia. En Zaragoza no lo hacía de forma individual desde el año 2001, cuando presenté en el Museo Pablo Serrano la serie  24 Fragmentos del Mal Blanco. Mikado viene a rellenar este vacío, ya que la mayoría de las obras eran inéditas, y vuelve a  presentarme en mi ciudad después de todos estos años.


Ya, si hablamos meramente del plano creativo, pienso que Mikado cierra una etapa fértil y arriesgada y da comienzo a un nuevo ciclo.


B.- ¿Por qué Mikado como nombre de la exposición y como nombre de esa obra central?


N.B.- Mikado es el nombre de un juego tradicional y milenario de origen chino. Un juego que exige grandes dosis de paciencia y habilidad y que tras su sencilla dinámica esconde dos conceptos que son importantes y recurrentes en mi trabajo: expansión y concentración. Ese equilibrio casi imposible entre el orden y el caos adquiere en esta exposición una presencia primordial y se hace palpable a lo largo de todo el recorrido.


En cuanto a titular así a uno de mis objetos escultóricos Divagantes más complejo y representativo se debe a la propia similitud que guarda con el juego de los palillos. Mikado se organiza alrededor de un núcleo central del que parten docenas de varillas finas de madera y alambre, de las cuales he ido prendiendo centenares de bolas navideñas y otros objetos y que he ido cubriendo pacientemente, a lo largo de casi cinco años, con pintura espesa de color chocolate. El propio proceso de construcción, obsesivo y meticuloso, ha tenido algo de partida de Mikado.


B.- ¿Cómo es el proceso de producción de alguna de tus obras? Con tantos objetos diferentes, pequeños, distintos pero unidos…  ¿De dónde sale todo ese material tan peculiar?


N.B.- Previamente, antes de comenzar a trabajar en el estudio, hay una fase de búsqueda y recopilación no sólo de materiales, también de sensaciones e ideas. Los paseos y excursiones, cerca de casa, o por otros lugares me ayudan a ello. Creo que para pintar un buen cuadro tienes antes que soñarlo. El utilizar materiales tan diversos y discordantes entre sí tiene que ver con este perpetuo merodear.


Al final, la imagen que tengo de mi estudio es la de un gran mecano, un mecano que pone todas sus piezas a disposición del proceso creativo. El collage y el ensamblaje en combinación con técnicas mixtas permiten esto: combinar y amalgamar, como en un crisol, innumerables objetos y materiales.


B.- ¿Por qué hay tanta importancia de “lo vertical” en tu obra?


N.B.- Quizás esa verticalidad a la que aludes esté directamente ligada a la noción de espacio, que sobre todo en mis pinturas, trato de instalar en la percepción del espectador. Un espacio, donde busco liberar y suspender fuerzas e intentar congelar así los múltiples y simultáneos instantes que conforman una visión.


B.- Hay muchas obras que dan ganas de ponerse a jugar con ellas, ¿lo has hecho tú alguna vez?


N.B.- Esto que comentas es un bonito elogio. Es verdad que muchas de mis obras tienen ese aire lúdico y esconden resortes que invitan a una contemplación recreativa y activa. En mi caso particular, te diría que desde mis inicios más tempranos no he cesado nunca de jugar. Para mí, el arte es El Gran Juego.


B.- En la exposición hay elementos recurrentes como el juego, el erotismo, la guerra… ¿a qué se debe esa mezcla de conceptos?


N.B.- En general siento atracción por temas que tienden a alterar nuestra naturaleza más íntima y que plásticamente pueden ofrecer un reto y ser sugerentes. Creo, que sobre toda la exposición, sobrevuela un aire furtivo y huidizo que enmarca a todos sus personajes en un espacio desintegrador. Un espacio próximo a la extinción.


Temas como los que citas, junto con otros también presentes -el Viaje, el Arte, la Literatura- nos invitan por igual a extraviarnos y multiplicar nuestra identidad en pos de un ideal superior.


B.- ¿Cómo han sido estos diez años que se engloban en Mikado?


N.B.- Intensos y bastante solitarios. En el terreno profesional he disfrutado con algunas experiencias como la exposición antológica que sobre mi obra realizó el MUA (Museo de la Universidad de Alicante) en el año 2003, el proyecto Cuaderno de viaje –una visión contemporánea del Camino de Santiago en Aragón- promovido por el Gobierno de Aragón o el homenaje que hizo la galería Utopia Parkaway, tras cumplir diez años de andadura, al artista norteamericano Joseph Cornell. También, hace ahora algún tiempo de ello, instalé mi estudio en La Cartuja, donde además de disfrutar de unas vistas estupendas he encontrado un ambiente sereno y retirado que me permite concentrarme.


A nivel personal, el nacimiento de mi primer hijo en 2006 ha sido la novedad más destacada y bonita y la que más cambios ha introducido en nuestras vidas.


B.- ¿Y en enero, después de Mikado, qué pasará?


N.B.- Llevo ya unos cuantos meses inmerso en mi nueva serie Libros de Artistas, algunos de los cuáles se pueden contemplar en la exposición Mikado. Cada una de estas obras está inspirada por algún artista, cineasta, fotógrafa, poetisa o escritor, etc., por los que siento admiración y simpatía. El soporte que empleo, en la mayoría de los casos, es un libro u otro tipo de impresos o medios parecidos (libretas, cuadernos, álbumes…). El proyecto, tal y como lo contemplo, reuniría un total de cuarentaicuatro piezas y daría pie a una futura exposición y un nuevo libro: un libro de artista de Libros de Artistas.
Paralelamente, quiero comenzar un nuevo ciclo de pinturas, de formatos amplios y recurriendo a materiales sencillos y pobres. Sin abandonar, por supuesto, una de mis series más queridas y que permanece vigilante y abierta: Los Divagantes.

 

Mikado es todo eso: es diversidad de temas, es el resultado de 10 años de trabajo, es un juego, es variedad de técnicas, etcétera.  Pero la vida sigue después de la exposición, que cerrará sus puertas el 13 de enero de 2013. Entonces, Nacho Bolea continuará con sus Libros de Artistas, pinturas, Divagantes, etcétera.  En definitiva, creando… y jugando.

Archivado en:  Exposición  Paraninfo  Zaragoza  Mikado  

 

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