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La zaragozana Marta Fuembuena es licenciada en Traducción e Interpretación por la Universidad de Pompeu-Fabra de Barcelona. El 11 de diciembre, fecha que coincidió también con su cumpleaños, presentó su último libro, junto al poeta Juan Manuel Uría, en la Sala del Ámbito Cultural del Corte Inglés. 


Marta empezó a escribir poesía desde una edad muy temprana, y con 27 años cuenta ya con tres libros publicados. En 2010 reveló al público el poemario
“La excusa de los días” y un año más tarde, el libro “Turrones para Sender”. Este libro recoge la correspondencia entre su abuelo, Eduardo Fuembuena, director y propietario de Aragón Express y el conocido escritor aragonés, Ramón J. Sender.


“Del peligro de suerte” es el último libro de Fuembuena, editado en 2012.  En este poemario, Marta personifica el Peligro y la Suerte  y los traslada a un mundo diferente, desprovisto de prejuicios.


Marta, ¿por qué la suerte es un peligro?
La percepción del individuo como ser original e irrepetible hace que la comprensión o aceptación de estos términos varíe. De algún modo, todo es posible si la visión nos permite dar un rodeo completo, hacer una inspección en corrientes alternas, por sus contrastes y sus matices. No existe suerte sin peligro. Ni peligro sin suerte.


En la presentación de su último poemario reveló que es un libro bipolar. ¿Qué emociones le han empujado a componerlo?
He querido desterrar la idea definitoria que yace en el subconsciente general de lo que son e implican estos términos para llegar a la aceptación de la realidad que se nos viene encima.


Porque, quizás, Peligro y Suerte sean unas etiquetas que hayamos creado para una realidad que nunca ha existido, una proyección de nosotros mismos ante, con y frente al todopoderoso miedo. Es decir, al fin y al cabo, una ilusión.


La verbalización pues y confusión más tarde –pues los poemas del Peligro no siempre son los peligrosos y lo mismo ocurre con los pertenecientes a la Suerte- son una cristalización de la existencia, un acercamiento a la vida.


¿Con qué edad se sumergió en el mundo de la poesía?
Empecé a escribir poesía antes de saber qué era la poesía. Más tarde, en el colegio, una profesora me descubrió grandes poetas franceses y lo hizo con tanta pasión que sucumbí. Era estricta, como lo es la buena poesía, severa en su ofrecimiento. Lectura y escritura son actos bidireccionales y complementarios.


Marta, ¿qué simboliza la hoja en blanco para usted? ¿Peligro o suerte?

La hoja en blanco es para mí la suerte de intentar acceder a dimensiones desconocidas. Lo que viene después es el peligro de conseguirlo. Es decir, que la proyección de uno mismo hacia una realidad palpable o visible, pero desconocida (sea este recorrido también realizable en dirección inversa),  podría quedar enterrada por haberla definido con unas palabras o haber creído que una vez escrito es posible deshacerse de ella.  La circulación y lo circular son términos de la misma familia.


En su opinión, ¿los jóvenes aragoneses leen poesía?

En Aragón, como en el resto de España –por no enumerar casi todas las ciudades y países existentes en el mundo- ocurre algo parecido: la poesía tiene un alcance minoritario. Sin embargo, eso no significa que no haga sus apariciones y que, a quien atrape, no pueda abandonarla con facilidad.  Los lectores de poesía son muchas veces escritores de la misma. Ocurre también que quien no ha escrito un poema, ha escrito unos versos, o los ha tenido en mente, a veces grabados para toda la vida. Hay, en suma, muchos lectores-escritores, a los que hay que añadir oyentes. Por suerte, Zaragoza es tierra de movimiento poético activo.


¿Puede vivir el poeta de su poesía?, y no de manera metafórica...
- No, no sólo de la poesía. El poeta escribe como vive y vive como escribe. La publicación no es, o no debería ser, la culminación del éxito. La verdadera realización personal queda a menudo fechada y guardada en el baúl. Además, lo que aparentemente existe en poesía es a lo que uno puede acceder. Y no tiene por qué ser mejor que algo oculto. Un bloque importante está sumergido, poetas en silencio o poetas silenciados. Poetas verdaderos, verdaderos poetas o poetas de la verdad. No hace falta vivir mucho para alimentarse de la poesía. Sin embargo, hace falta mucha poesía para alimentarse de lo vivido.


Uno de los problemas que enfrentan los trovadores de la poesía es encontrar una editorial que confíen en ellos. Sin embargo, usted ha publicado tres libros. ¿Qué dificultades desafió?
Bueno, uno de los tres libros a los que se refiere, Turrones para Sender, no es poesía.  En poesía, las dificultades son las de hacer una valoración sobre una serie de poemas que creemos concluida. Dar a conocer unos poemas enmarcados bajo un mismo título es sentenciar de algún modo lo escrito y, puesto que somos lo que escribimos, es también sentenciarnos a nosotros mismos. Matarnos un poco. Existe, además, un temor a no estar altura con lo que se ha decidido publicar. Y eso, paradójicamente, es bueno, porque si de veras pensásemos haber escrito algo insuperable, significaría bien el fin de nuestra escritura o bien que somos unos perfectos estúpidos.


El poeta es...
… aquel que sale al mundo y  ahuyenta las calles grandes.

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Mihaela-Ionela Badin

5 Enero 2013

La poetisa presenta al público su tercer libro
 

Marta Fuembuena: "Empecé a escribir poesía antes de saber qué era poesía"

 

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